Richi tiene solo seis años y su padre es el famoso y mundialmente perseguido Eduard Snowden. Ayer, el niño fue castigado en su colegio por chivarse de sus compañeros. No de uno o dos… de todos sus compañeros.
El pequeño Snowden entró en el despacho de la directora en horario de clase y le hizo entrega de un cuaderno cuadriculado escrito a dos caras. Contenía las notas que había tomado durante un año sobre la vida pública y privada de todos los niños de su clase: dónde viven, con qué juguetes juegan, si se comen los mocos, si todavía se hacen pis…
«Me dio el cuaderno y me dijo que debía hacerlo público porque todos los niños del colegio tenían derecho a la información«, ha declarado la directora.
«Me dijo que los profesores no le dejaban hacerlo, acción claramente opresora, y que yo, como poder máximo supranacional del colegio, debía canalizar la información de forma transparente. Me quedé blanca. No me enteré de nada, así que le castigué sin recreo«, finalizó.
El niño, que lleva sin recreo y sin donuts de chocolate desde ayer, no se ha amilanado y anuncia que, en protesta por el castigo, en las próximas semanas, entregará a la directora un nuevo cuaderno que ya no se limitará a los niños de su clase. Hablará de todos los niños de su colegio y de algunos incluso del colegio de al lado.
Snowden, un padre orgulloso
El padre de Richi, el famosísimo Snowden, se ha mostrado públicamente orgulloso de su hijo y ha prometido cumplir este curso el sueño del niño de asistir el próximo verano a un curso de hacking avanzado que se imparte de forma semiclandestina en una buhardilla que tiene el primo hermano de Iker Jiménez en un barrio del sur de Praga.
En la susodicha buhardilla no se paga alquiler, porque el inquilino es un fantasma con cadenas gordas que no puede hacer de cobrador por su naturaleza incorpórea y cuya localización no se puede rastrear por métodos convencionales porque está encriptada con una clave de un millón de bits que solo la NSA puede romper.
La única opción de hackearla sería utilizar el descifrador cuántico-nuclear de Schrondinger que guarda en secreto, en un desván de uno de sus ocho mil quinientos treinta y seis pisos francos y cuyos planos de ingeniería robó Snowden para regalárselos al primo hermano de Iker Jiménez en su último cumpleaños, razón por la cual no paga alquiler.
El curso de hacking avanzado también será gratis para su hijo hasta que cumpla dieciocho años o vaya a la cárcel, lo que suceda antes.