Imagínese usted un pueblo muy pequeño de California donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
– No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.
Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se pone a jugar al World of Warcraft Legion, y en el momento en que va a matar a un monstruo sencillísimo, otro jugador le dice:
– Te apuesto un bitcoin a que no lo matas.
Todos los jugadores online se ríen. Él se ríe. Carga el arma y falla. Paga su bitcoin y todos le preguntan qué pasó, si era un enemigo muy fácil. Contesta:
– Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.
Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su bitcoin va a la cocina de su casa, donde está su mamá o una prima o en fin, cualquier pariente. Feliz con su bitcoin, dice:
– Le gané un bitcoin a Michael en la forma más sencilla porque es un tonto.
– ¿Y por qué es un tonto?
– Hombre, porque no pudo matar a un trol sencillísimo estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.
Entonces le dice su madre:
– No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.
La pariente lo oye y va a comprar un Iphone. Ella le dice al dependiente:
– Quería un iPhone 7 -y en el momento que van a traérselo, agrega-: Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.
El dependiente entrega los smartphones y cuando llega otra chica a comprar un iPhone, le dice:
– Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando smartphones y gadgets.
Entonces la vieja responde:
– Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro iPhones y cuatro Apple Watch.
Se lleva los cuatro Iphones; y para no hacer largo el cuento, diré que el minorista en media hora agota el stock de Apple, hace otro pedido, se vende todo y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien escribe en el grupo de Facebook del pueblo:
– ¿Se han dado cuenta del calor que está haciendo?
– ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
(Tanto calor que es pueblo donde los chicos tenían los cargadores de los móviles en el congelador y cargaban siempre en enfuches a la sombra porque si los ponían al sol se derretían.)
– Sin embargo –twitea uno con el hashtag del pueblo-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
– Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor, postea otro en la web oficial.
– Sí, pero no tanto calor como ahora, whatsapea un tercero.
Al pueblo desierto, a la calle de salida, bajan de pronto dos familias de mexicanos y se corre la voz:
– Hay muchos mexicanos en la plaza.
Y empieza a conectarse todo el mundo a Internet, espantados, a ver a los mexicanos por las cámaras de seguridad del ayuntamiento.
– Pero señores, siempre ha habido mexicanos que se marchan.
– Sí, pero nunca en invierno y a pares.
Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
–Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.
Agarra sus portátiles, sus hijos, sus móviles, los mete en el coche y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen:
– Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos.
Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo y sus redes sociales. Eliminan grupos, se llevan los portátiles, los videojuegos, las carcasas, todo.
Y uno de los últimos que abandona el grupo de Whatsapp, escribe:
– Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa -y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.
Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando:
– Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca.
A la semana siguiente, Apple News informaba que Facebook había perdido 500 millones de usuarios y que la capa de Ozono había sufrido un repentino agujero de 1000 kilómetros cuadrados. Al planeta le quedaba un mes de vida…