Querida Enola,
Son las 8:15 am y acabo de despertarme como todos los días a esta hora. Tengo una alarma puesta en aquel momento desde el día que te fuiste.
No se si lo recuerdas porque ya estamos en el año 2050 y ha pasado mucho tiempo pero teníamos programada una boda aquel día. No siempre me acuerdo porque miro por la mañana al sol pero a veces pienso en ello como si aquel instante me hubiera dejado congelado eternamente.
Por aquel entonces estabas muy concentrada en tu trabajo y yo lo entendía. Siempre fuiste muy obcecada y me gustaba, prefería someterme a imponerme pues creía en ti y ademas me resultaba más cómodo.
Toda tu familia estaba muy orgullosa de ti con motivo y tu empresa era condescendiente sin motivo pero con esperanza, así que yo me limité a quererte.
Cuando llegó el gran día de la boda no te noté nerviosa. Te llamé pero no respondías. Pensé que tenías problemas de cobertura pero tú lo cubrías todo así que llamé a tu padre. Me dijo que no podrías asistir porque tenías un vuelo inminente aunque no me dio mas detalles.
Indagué por mi cuenta porque conocía tus medias verdades y un celador de tu empresa me confirmó que irías a Japón para concretar unos detalles de un acuerdo comercial que te impulsaría hacia las estrellas.
Siempre me comentaste tu ambición de ser directiva pero nunca me concretaste la dirección, así que me dejaste en el camino.
Bueno… Ya te conocía, de modo que no me sorprendió, casi me casé por todo. Era evidente que la niña se había hecho mayor, pero ¿por qué te fuiste?, ¿ por qué me abandonaste?
Los servicios de meteorología presentían tormenta pero tu avión no presentía nada así que prosiguió el plan de ruta. Los técnicos habían alertado de problemas en el tren de aterrizaje pero la torre de control no enviaba señales. La incertidumbre fue la única certeza durante horas.
De pronto y tras mucho tiempo retenido, una luz hermosa, casi mística, hermana del Sol, rompió el tiempo y te cegó. Fue el beso que no me diste en el altar.
Nadie, ni siquiera tu misma, sabía que estaba ocurriendo pero tan solo unos minutos después la luz se transformó en un sonido. Era la torre de control: «Las condiciones son normales. Enola Gay vuelve a casa sana y salva»
No volví a saber de ti pero se que estarás en algún lugar donde brille el sol.
Todavía te amo, espero volverte a ver.
Un beso.