Llevaba toda la vida preparándose para el gran día de la carrera profesional y ese día era hoy.
A primera hora de la mañana empezaba la carrera. No había tiempo para más. No había nada más. Preparados, tontos, ya! Nada que hacer. Último y gracias.
Seguramente no se había preparado lo suficiente, pero tenía otra oportunidad: En media hora empezaba la prueba de nuevo, para los que se hubieran quedado retratados. Era momento de aprender de los errores, el momento de mejorar y coger el último tren.
Se situó en la línea de salida, que estaba al lado de la de entrada y esperó su turno. Preparados, listos, ya! Segundo puesto… No entendía como había podido mejorar tanto en tan poco tiempo pero la realidad era tozuda. Aún así no se había esforzado tanto tanto tiempo para ser un segundón y sin aire para respirar, se alegró al oír que por los megáfonos ya anunciaban la carrera.
Fue corriendo siguiendo las indicaciones de los patrocinadores, pero al llegar vio que no veía nada. Habían quitado la pista! Fue a pedir explicaciones pero nadie sabía nada y los que sabían tampoco sabían nada.
Desconcertado y arrodillado en un suelo desolado, no entendía lo que estaba pasando. Sería apenas un minuto después cuando apareció un avión de reacción en el cielo anunciando la inminente carrera en la pista diez.
Empoderose directo a la pista, que estaba solo a diez metros de donde se encontraba. Diez segundos y empezaría todo. Preparados, listos, yo! Lo dio todo! Acababa de ganar la carrera! Todo este tiempo de sacrificio había valido la pena! Pero cuando iba a recoger el trofeo le indicaron que la carrera había quedado invalidada por mal tiempo…
Indignado fue a preguntar a los organizadores y estos le aclararon que la normativa interna de la Federación de Carreras Profesionales recogía sin lugar a dudas esta excepción, pero que ahora podría correr la verdadera Gran carrera, que las anteriores eran sólo de entrenamiento.
Vencedor y contento esperó su momento. Un mensaje anónimo de Whatsapp le indicaba la situación, sólo un minuto después: «Nos complace anunciarle de que ha sido seleccionado para la Gran Carrera Profesional. La pista es la misma»
9,8,7,6,5,4,3,2,1,ya! Último… No lo vio venir. Se le hizo tan larga y dura que no se acordaba de nada.
Acababa de perder la oportunidad. Mientras se retiraba de la pista cabizbajo y pensando dejar de correr para siempre, un espectador le comentó que había una carrera virtual que empezaría en unos momentos y que tenía que probarla.
Las nuevas tecnologías habían llegado también aquí y él quería intentarlo, así que se puso las gafas de realidad aumentada que le regaló el anónimo espectador y se situó en la nueva línea de salida. 6,5,17, ya! Primero!!!
Estaba alucinando y pletórico. Acaba de quedar primero en la Gran Carrera! Y no solo eso, encima inmerso en las nuevas tendencias. No había tenido ni siquiera que correr, era todo igual salvo eso. Sus miles de horas jugando a los videojuegos no habían sido tiempo perdido.
Pasaron 5 minutos y empezó a sentirse raro. Al fin y al cabo él era un corredor. Se enteró por un amigo de la última carrera de que se organizaba una carrera diferente, nueva, singular, al otro lado del estadio.
Después de un día tan duro, ya no tenía nada que perder. Al leer las reglas, se percató aterrorizado que duraría toda la noche. Estaba acostumbrado a carreras cortas y últimamente a carreras virtuales, de modo que esto era algo más que un reto.
No tuvo que andar demasiado ya que el estadio se había construido en un descampado y alrededor no había nada. Se situó en la línea de salida donde no veía nada, ya que habían apagado las luces. Tampoco podía ver el reloj que marcaba la cuenta atrás pero un poco antes de empezar, sintió que había nacido para correr. Preparado, listo, ya!!!