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Houston, tenemos un problema

Volaba abril de 1986 cuando el Challenger corría su décima misión. Un número adecuado para el auto encomio de la NASA, crisol de los sueños americanos, que tras la delirante conquista lunar en pleno auge de la guerra fría, continuaba su empresa con el exitoso programa de transbordadores espaciales ante una agonizante URSS.

LA CNN se dejó caer por allí para emitirlo en directo al mundo, pero por si acaso una gran muchedumbre que recordaba por ubicación y entusiasmo al éxodo de Mariel acudió in situ al ya mítico Cabo Cañaveral, para constatar que aquello fue real, que no querían medias milongas como en 1969.

El despegue fue imponente, de manual de relatividad general, hasta a Newton le hubiera valido, dejando una vez más a la gravedad en evidencia.

El casi minuto posterior no tuvo nada que envidiarle: Perpendicularidad de escuadra y aceleración puntual, con los cohetes de combustible sólido obedeciendo fielmente las instrucciones de los ingenieros de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, bautizada así con intenciones globalizadoras y filantrópicas, de modo que nacional fuera cualquier nación y USA no perteneciera a sus siglas, por recomendación expresa de la ONU.

En algún momento inercial indeterminado se quebró la inercia, lo que parecía un experimento perfecto comenzó a exhibir comportamientos estocásticos. Houston, tenemos un problema… Hasta los voyeurs octogenarios que habían acudido a la explanada Kennedy se percataron incrédulos de que algo iba mal: La trayectoria de aquella nave metamorfoseada ya irreversiblemente en un misil zombi se salía del mapa.

Pocas veces se tiene la oportunidad de ver 7 afortunadas almas a pocos segundos de desintegrarse, estar seguro de ello y saber después que están muertos, aunque nadie pudiera mirar detrás de aquella coraza sideral. Quizás ya no estaban allí, igual Einstein estaba equivocado y si millones de personas no hubieran observado la explosión de aquel cohete, si se hubieran dado la vuelta o cerrado los ojos, esta no hubiera ocurrido y ahora seguirían vivos.

Pero no lo hicieron… y el Challenger estalló por los aires… tan solo 73 segundos después de iniciar el vuelo, ni un suspiro en el universo, hasta un mosquito habría durado más. Probablemente fue obra de Dios, ofendido al ver que ese mosquito insignificante que había engendrado osaba desafiar sus leyes. Una estimación errónea aseguraba que la nave levitaba a Mach 7, rompiendo 7 veces la barrera del sonido, de modo que los llantos de los 7 tripulantes irían siempre a la zaga del ruido de los motores, para que nadie en la Tierra pudiera escucharlos.

Explosión del Challenger. Imagen captada por la CNN el 28 de enero de 1986

Después se confirmaría que la cabina de tripulación aguantó mejor la estulticia que cualquier otra parte de la estructura y al menos la mitad de ellos seguían vivos, pero cayeron desde el cielo en perfecta vertical de escuadra, con aceleración regular, ya por debajo del Mach 1, hasta estamparse con el Atlántico, no muy lejos de las playas de Miami.

Bueno, no había vuelta atrás… Que sepamos no se puede cambiar el pasado, ni siquiera aquel físico en silla de ruedas espacial lo logró en su breve historia en el tiempo, únicamente podemos reinventarlo viajando a través de un recuerdo, pero la memoria del cosmos no se engaña a sí misma e incluso puede que lo olvide todo, así que el mismo Reagan, como buen liberal, para liberar de cargo de conciencia a sus compatriotas, decidió convocar una comisión de investigación, la Rogers.

Invitaría al conspicuo Richard Feynman, baluarte de la excelencia americana, que aunque Nobel de electrodinámica cuántica, quizás también conseguiría por primera vez extrapolar el movimiento de lo pequeño al de lo grande y divulgarlo. El otro invitado estrella era Giorgio Mullis, un astrólogo italoamericano, ultra fondista reconocido de la carrera espacial y portavoz en aquella ocasión de la NASA.

Feynman, USA vs USA

<< Señoras y señores, confirmando nuestros informes iniciales por las siete auditorías independientes, el accidente aconteció como resultado de imprevisibles multifactoriales ajenos al diseño colateral redundante de las estructuras iniciales proyectadas dentro de los márgenes de la propia coyuntura contractual. >>

 Feynman, no demasiado conforme con la explicación, acometió:

/ Mr Mullis, no he entendido nada de lo que ha dicho, ¿puede ser más concreto?, ¿puede ser algo?

| Creo que las conclusiones son claras Feynman, si tienes alguna duda, te mandamos el informe más detallado a casa cuando concluyamos la vista oral.

/ No estoy conforme, creo que este comité debe llegar al final del asunto analizando los pormenores del suceso, como esa luz misteriosa captada por las cámaras de televisión.

| Sí, efectivamente… la grabación no era muy buena, un efecto claro de la pobre resolución unida a la baja luminosidad de aquel día y amplificado por las patéticas cámaras monocromo de la cadena. Hemos concretado de hecho una donación a la CNN recientemente para modernizar sus equipos. Bien, ¿alguna pregunta más? Si no es así, podemos dar por cerrada la investigación.

/ Espere un momento, por favor, Mr. Mullis…

| Feynman, no seas pesado… las pajas mentales que te hacías en los locales de striptease que acababan en servilletas salpicadas de soluciones de ecuaciones diferenciales, con fotones anómicos pululando por espacios de Hilbert, están bien en la teoría pero aquí no tocan. Esto es la realidad.

/ No se puede diferenciar lo indiferente Mr. Mullis, nada más real que la luz, sin ella no hubiéramos visto esa llama donde no tocaba llama. Nada más real que un detalle para colapsar la fantasía.

| ¿Te refieres a ese penacho de humo singular que columbrábamos?

/ Déjese usted de columbrar humo, de comulgarnos con ruedas de molino, su eterno gaslighting es del todo irrelevante ante el efímero gashlighting que vieron millones de personas salir de ese cohete en un lugar donde debería haber oscuridad, no luz.

| No sé a qué te refieres…

/ Claro que lo sabe… El peritaje de elasticidad de materiales es cristalino: la junta toroidal que une las partes desmontables de los contenedores de combustible exhibe fallos fuera de márgenes de error a bajas temperaturas. No me mande el cohete en invierno Mr. Mullis que se queda flácido, este donut no tiene la resiliencia del junco del dúo dinámico.

| Emmm..

/ Los datos no mienten, puede intentarlo y lograrlo con nosotros o con usted mismo, pero no se puede engañar a la naturaleza. Si acumulara todos los productos de marketing de la NASA y los metiera dentro de una astronave se daría cuenta de que son demasiado pesados para escapar de la atracción gravitatoria.

| ¿Qué estás diciendo?, ¿te has vuelto loco?

/ La empresa encargada del análisis les previno para posponer el vuelo, pero claro… tenían fechas indiscutibles, presión política, acuerdos innegociables y había que utilizar a una civil, a una portadora del sueño americano, nada más y nada menos que una profesora de secundaria, para devolver a primera plana del Washington Post sus vuelos olvidados. Christa encantada claro, aún no sabía que era su cruz.

| Ella conocía los riegos…

/ El alto margen de beneficio de la junta superaba con creces el bajo margen de error de las juntas. Esos donuts cuestan un dólar en un 24 horas Mr. Mullis, ayer mismo compré uno para hacer la prueba empírica, con todo el rigor requerido por el método científico. Mire…

| Estás delirando Feynman, ¿qué insinúas?

/ No insinúo nada, solo intuyó que los millardos de presupuesto de la NASA no iban en aquel cohete, se perdieron en el espacio, quizás en uno de Hilbert como apuntaba usted, aunque yo me decanto más bien por uno Euclídeo.

| Cuidado Richard, no sabes dónde te estás metiendo…

/ Acuérdese de lo que dijo el checo al entrar en aquel castillo, nada más pisar el hall: “Al final toda revolución se evapora y solo queda el limo de una nueva burocracia”. En cualquier caso, la disruptiva NASA sería la última sospechosa de caer en tan corrupta e inevitable costumbre.

| ¿Vas a creer lo que dijo un checo hace 65 años, cuyo país fue el primero en caer pusilánimemente en manos de Hitler y que bajo los estándares futuros será diagnosticado con TLP, TOC y TEP, al menos? Además, era novelista, eres científico, ¡por Dios!

/ Le creo y creo de hecho que se podría modelizar con no demasiado margen de error en una función lineal o más bien exponencial simplemente teniendo en cuenta el número de empleados y la edad y opulencia de la empresa. Es demasiado tentador conocer algo demasiado, aunque la biología asegura dubitativamente que la vida no es posible ni en la completa seguridad ni en la perfecta incertidumbre. El escritor aquel de La Mancha decía que más sabe un tonto en su casa que un sabio en la ajena.

| Y dale con los escritores… ya está bien! Percibo indicios de demencia senil, permíteme que te lo comente.. En cualquier caso, tras estos galimatías que te montas, qué solución propones?

/ No hay solución, solo un equilibrio inestable en torno al muro. Se puede poner un ladrillo más, darse de cabezazos con él, hacer un butrón o ignorarlo, por ejemplo, son gradientes combinados… Elija usted. Nuestra cabeza ya lo hace con su firmware, las neuronas se adaptan para sobrevivir y cuando no lo necesitan perpetúan la estructura sináptica, transformándose el antiguo medio en el nuevo fin. Elija usted.

| Puff, estás muy mal Richard, vas a acabar como Godel y Tesla… Mira, te recomiendo que te relajes en algún local de striptease o te pongas un partido de los Yankees. Mientras tanto tendremos en cuenta tus consideraciones y ya te avisaremos. Buenas noches.

/ Buenas noches Mr Mullis.

Christa McAuliffe, sería la primera mujer civil en viajar al espacio y el primer profesor.

American Girl

Poco tiempo después de esta conversación, la comisión fallaba el fallo, reconociendo parcialmente los errores de la NASA, que corregirían en ulteriores misiones, ya más dilatadas temporalmente. El programa de naves parcialmente reutilizables terminó en 2011. Treinta años, 7 suertudos vehículos y ciento treinta y cinco misiones para un éxito incontestable.

El último desastre ocurrió con el Columbia tras el desprendimiento de un nuevo detalle, un trozo de poliuretano de tan solo un kilo, aislante del tanque externo, que golpeó el ala izquierda a velocidad de avión comercial, 82 segundos después del lanzamiento. Los 7 astronautas no se dieron cuenta ni en el momento del impacto ni durante la misión, desintegrándose la nave en la reentrada a la atmósfera, dos semanas después, el 1 de febrero de 2003, a consecuencia de los daños previos producidos.

Actualmente la NASA prosigue su eterno programa de tanteadoras espaciales con más de mil misiones desde hace más de sesenta años y en Mayo de 2020 lanzó el primer ensayo de vuelo de un cohete comercial orbital a la ISS, el, Crew Dragon Demo-2 en colaboración con la SpaceX de Elon Musk. A fecha de 2019 contaba oficialmente con unos dieciochomil empleados directos y ventitresmil millones de dólares de presupuesto.

El 28 de Enero de 2026 una niña jugaba en la orilla de South Beach cuando una ola puso a sus pies un walkman negro visiblemente derrotado. No sabía que era aquello pero consiguió leer una inscripción extrañamente rallada, precipitadamente, en la superficie, donde acertó a entender Christa McAuliffe. Dentro advirtió un casete azul, algo que no había visto nunca, pero como buena niña Alfa pronto adivinó el trivial mecanismo del juguete pre-digital, se acomodó los auriculares como dos platillos volantes, presionó una tecla con forma de flecha sin astil y sorprendida en su curiosidad escuchó atenta la canción que resonaba a frecuencias inusuales, rompiendo la barrera del sonido.

After all it was a great big world
With lots of places to run to
Yeah, and if she had to die tryin’
She had one little promise
She was gonna keep

Then he crept back in her memory
God it’s so painful
Something that’s so close
And still so far out of reach

Oh yeah, alright
Take it easy baby
Make it last all night
She was an American girl

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