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Pedro «El Cruel» y las primarias del PSOE

La estructura territorial del estado y el modelo de partido, pueden considerarse las diferencias básicas que separan a los dos principales candidatos que optan a la secretaría general del PSOE el próximo 21 de mayo. La carrera de las primarias será intensa, no exenta de algunas zancadillas. Pedro Sánchez se reafirma en su «No es No» y denuncia, lo que a su juicio fue, la traición que sufrió un sábado en aquel famoso Comité Federal. Susana Díaz con su «Una España igual para todos» considera que su opción es la mas fiable para alcanzar el gobierno de España.

Pero muchos ciudadanos se preguntan quién es y de donde viene Pedro Sánchez, ese líder de la militancia capaz de enfrentarse a toda la estructura y baronía de su partido.

Retrocedamos el calendario a mediados del s. XIV y hablemos de Pedro I «El Cruel».

La historia de Pedro I

Pedro I era hijo único de Alfonso XI y su mujer María de Portugal. Pero como buen monarca ibérico decidió tener otros diez, con su amante, Leonor de Guzmán. Cuando Pedro heredó el reino se encontró el patio algo revuelto. Sus medio-hermanos, con Enrique de Trastamara a la cabeza, no estaban por la labor de entregarle la corona, como tampoco la querida de su padre y madre de los diez citados. La alta nobleza también tenía sus dudas respecto al imberbe y joven rey. Por si fuera poco, la gran crisis provocada por la peste tampoco ayudó mucho.

Pedro empezó a ver el panorama muy negro. Algo tenía que hacer, si quería mantener el trono: Soy el legítimo rey y que nadie lo cuestione!. Pues sí, estuvo cuestionado hasta su muerte, quince años de guerra. El mismo Papa (que había dejado de cobrar los diezmos) y Aragón se aliaron con Francia en favor de Enrique, el bastardo, y Castilla hizo lo propio con Inglaterra. Y así se armó la marimorena de la Guerra de los Cien Años.

Las conspiraciones contra «El Cruel».

Los hermanastros no pararon de conspirar en contra de Pedro. A su lado tenían a la alta nobleza. Pero aquí Pedro demostró estar a la altura. Comenzó torturando, expropiando y cortando cabezas a los nobles levantiscos, despertando gran interés y simpatía entre los campesinos que se veían puteados, día sí y día también, por esos tiranos. También dio vidilla a judíos y musulmanes. Empezó a cogerle el puntito a esto de la sangre, muy propio de nuestra cultura hispana y cuentan que pasó por las armas a tres hermanos, su ex esposa Blanca, infantes de Aragón, notarios, funcionarios y otros.

La oposición dijo ¡Basta ya! y decidieron contratar los servicios de un comisario francés en funciones, un tal Beltrand du Guesclin. En Bayona (ciudad nacida para futuras abdicaciones), con las Compañías Blancas se fraguó la insidia en la que cayó muerto Pedro, del puñal de su hermanastro Enrique. Beltrand pronunció la histórica frase «ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor». Murió (con 34 años) en Sevilla como su amada María.

Para el pueblo fue Pedro I «El Justiciero», para otros «El Cruel».

El 24 de mayo (festividad de santa Susana de Tavium) veremos si Susana de Trastamara toma la Corte ó queda recluida en el Palacio de San Telmo.

Para consuelo de Pedro, su amor eterno María Díaz o María Padilla, conserva el nombre de alguna calle y duerme en la capilla real de la Catedral de Sevilla.

Nuestro Pedro se remite a la legitimidad de las urnas y espera. Ahora «Sí es Sí»

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